Como gotas de lluvia que empañan
los cristales, y no ves con claridad. Como si el otoño llegara con viento
virulento, golpeando las copas de los árboles y esparciendo las hojas
alrededor… así me siento. Me duele el alma, cada centímetro de mi piel se enrojece,
se vuelve áspera. Cierro los ojos contando los minutos, que caen como losas
pesadas desde un precipicio… Aguardo…le escucho alejarse por el largo y oscuro pasillo
similar al pasadizo del infierno… Se fue…
Me suelto el pelo, no me miro en
el espejo. Bajo las escaleras… respiro…
Al doblar la esquina empezaré a “caminar”…
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